Perfect Sense 01

*Ojala les guste este primer capitulo. Lamento que no meta demasiadas parejas, pero el principal es el Sichul. si hay alguna couple que te desagrade, solo es momentaneo, pues ninguna persona de la historia es realmente reelevante, salvo Siwon-Heechul.

En la luz y en la oscuridad, hay hombres y mujeres.

Hay comida, restaurantes, enfermedades. Hay trabajo y tráfico.

Los días como los conocemos. El mundo como lo imaginamos.

Capítulo 1

Choi Siwon se despertó con un poco de dolor de cabeza. Anoche había bebido demasiado y la chica a su lado le empezaba a molestar. No te enamores era una regla. 

-Vístete, tienes que irte– le dijo a la casi despierta chica – No sé si te volveré a ver.

-¿Me tuviste bailando toda la noche, luego me trajiste aquí y ahora me despiertas para echarme? Que gracioso –

-Lo siento, no he podido dormir y ahora me tengo que ir - La chica mordía levemente su labio y enrosco su cuerpo en la sabana de color azul pastel con la que había dormido. Sus pechos quedaron descubiertos, pero Siwon solo quería que se fuera de una vez. Necesitaba alistarse, darse una ducha y salir a comprar las cosas que necesitaría para el día. Y un café. Le urgía tomar un café.

Su habitación lucia desordenada, pero siempre había sido así. La chica se había metido al baño y pensó que quizá tardaría mucho. La cocina era el único lugar perfecto en la casa. No se parecía a su trabajo, pero la amaba. Prendió la cafetera que hizo un ruido al comenzar a procesar el café y Siwon oyó el golpe de la puerta cuando la chica se fue.

El café se quedó preparándose en la maquina mientras él se alistaba para salir.

*

-No pensé que volverías a fumar – el chico a su lado le recrimino mientras encendía el cigarro. - ¿Qué quieres hacer?

-Le lanzare piedras a las gaviotas – Heechul lanzo piedras una tras otra a las aves. Había roto con su novio. Era el quinto en el año. No tenía nada de suerte en las relaciones. Su hermano, Jungsoo, tomo unas piedras más y se unió a él para arrojarlas – Necesito volver a trabajar, Jungsoo.

-no quiero que te vayas… casi nunca vienes por aquí… - Jungsoo hizo una mueca mientras lo apretaba más contra sí mismo. El aroma salado del mar era siempre lo mejor que Heechul podía tener. El ruido de los guijarros mojados al caminar sobre ellos era simplemente maravilloso, y no se quería ir, pero tenía un trabajo al que volver. Una vida que seguir.

-Tengo que volver… lánzale guijarros a las aves por mí –Había pasado la última semana con su hermano, en la casa que compartía con su esposa y su hija.

*

El barco era bonito, definitivamente sabía que así era, nunca se cansaba de ese tipo de transporte. Le llevaban a donde sea que quisiera ir, mientras hubiera un rio cerca. Jalo el manubrio de su bicicleta y recorrió la docena de calles que lo separaban de su lugar de trabajo.

La callejuela aledaña era la entrada de empleados, todos pasaban por allí. Al fondo, había un complejo de departamentos. La pared de piedra del restaurante donde era chef lo recibió.

En la puerta había un hombre mayor, quizá no demasiado, pero sí lo era.

-Hyung, buenos días – saludo y el aludido solo asintió con la cabeza - ¿Qué haces tan temprano aquí? – era extraño, pues el mayor no salía mucho.

-Salí a fumar, Siwon – le tendió la caja de cigarrillos, de donde tomo uno y lo encendió. El día era frio y había bruma por toda la ciudad.

El par de hombres se quedaron allí hasta que sus cigarrillos se consumieron del todo.

*

Heechul sintió alguien a su espalda.

-Es un milagro que vengas, Kim Heechul – Jay Kim vestía un traje de vestir en color gris. Su coche, fino y estacionado al lado de él, lo hacían parecer una persona muy eficiente – Ven conmigo, Heechul, en el hospital quieren vernos.

El rostro de Heechul debiera decirle lo desconcertante de la situación, aun así camino adentro de edifico, dejando atrás el estacionamiento subterráneo en que estaban.

Las luces de neón blancas iluminaban las escaleras mientras se dirigían hacia allá.

-No me preguntaste porque no he venido, Jay – Lo conocía suficiente para saber que tenía curiosidad por él.

-Has estado enfermo, es lo que me dijeron

-Más bien depresión… ¿y porque quieren vernos?

-Hay que ver a un paciente – era extraño que lo llamaran para ver un paciente, a menos que fuera muy grave, el campo epidemiológico no entraba en juego.

-El paciente está realmente enfadado – una enfermera se acercó a Jay, ignorándolo olímpicamente, detrás de ella, una mujer de mediana edad, venia casi persiguiéndola.

-¿Cuando me lo voy a poder llevar? – la pregunta llevaba muchas dudas y muchas más interrogantes acerca del estado del paciente.

-Tenemos que hablar con él, es mucho más complicado de lo que cree, señora – Jay intentaba explicarle los procedimientos normales, pero parecía realmente cansada de todo aquello.

-¿Tengo que explicarlo otra vez? – le pregunto, volteando por primera vez hacia Heechul – mire, me llamo para decirme que ya venía a casa, pero luego comenzó a llorar, mientras me decía que nada tenía sentido, que no estaba bien… luego de un momento, me dijo que estaba bien, pero no olía nada, nada de nada y pensó en buscar un médico, porque eso no es normal…

-Por ahora, tenemos que hacerle unas preguntas a su esposo – Jay volvió a explicar – en un momento se podrán ir a casa, mientras tanto, deje que el doctor Kim haga su trabajo.

Jay avanzo por el pasillo dejando a la mujer con la enfermera, bien era cierto que necesitarían un poco de espacio para trabajar.

Las preguntas inundaron la mente de Heechul: ¿Por qué no huele nada? ¿Es una epidemia?

No podía encontrar ninguna enfermedad que causara un ataque de tristeza y luego la pérdida del olfato… era imposible que algo así sucediera.

El pasillo que conducía a la sala en donde estaba solo, y el color gris no le ayudaba a Heechul a reponerse de su depresión. Solo lo hacía sentir más y más infeliz.

En la sala, había un montón de máquinas que él no conocía, porque no eran su área de trabajo.

-¿Señor Lee? Necesitamos hacerle unas preguntas. Este es el doctor Kim. Por favor, conteste sinceramente.

Heechul noto el nerviosismo del hombre al otro lado. Jugaba con sus manos, pero asintió a las instrucciones de Jay.

-Mucho gusto, me llamo Kim Heechul - el hombre estaba dentro de una cámara y posiblemente no los veía por el cristal de doble cara.

-Mucho gusto, Doctor Kim. Me llamo Lee Kwang Hee.

-¿No puede oler nada? – Heechul sentía que debía hacer esa pregunta forzosamente.

-No, nada de nada – El joven lo vio como si fuera muy extraño.

-Pero su humor mejoro – Quizá no estaba haciendo las preguntas más brillantes, pero no sabía qué hacer.

-Llevo 11 aquí. No es como que sea especialmente sociable a estas alturas, Doctor – El chico parecía un poco molesto, y pensó que estaría así el mismo si no supiera lo que pasa y estuviera esperando en un cuarto para ser interrogado una y otra vez.

-¿Tiene algún otro síntoma, aparte de no poder oler? – Quizá si había más cosas, podría buscar una solución. Algo que le ayudara.

-No, ninguna – la voz era calmada y quizá podría decir resignada. No había nada que hacer.

-¿Hay alguien más en su familia o trabajo que haya pasado por lo mismo? – Heechul, después de todo, era epidemiólogo. Su trabajo consistía en detectar enfermedades que pudieran ser una plaga que afectara el mundo.

-¡NO LO SE! ¡Llevo mucho tiempo sentado aquí! – Al final, el hombre se había cansado de todo aquello. Quizá necesitara descansar, por supuesto que Heechul lo entendía. Volteo a ver a Jay Kim, quien estaba leyendo los antecedentes médicos del hombre.

-¿Para qué me quieres Jay? Soy epidemiólogo, no tengo nada que hacer aquí – Jay Kim ni siquiera levanto la vista cuando contesto.

-Hay siete casos más en Jeju , cinco en Busan, once en Daegu, quince en Incheon y cerca de cien casos registrados en Vietnam, China, Japón, Tailandia, Taiwán e incluso Corea del Norte ha reportado. Todos en las últimas veinticuatro horas.

¿Qué se puede hacer? ¿Qué hay de mal con todo esto? ¿Era un virus nuevo, peligroso y expansivo?

-¿Cómo se infectaron? – El hombre al otro lado del vidrio estaba jugando con sus manos otra vez.

-No lo hicieron – Jay volteo a ver a Lee Kwang Hee mientras se movía en su asiento.

-¿Eso significa? Jay, sabes que no soy bueno con los acertijos, por piedad… - Heechul conocía hacía mucho tiempo a su compañero.

-No hay conexión alguna entre todos los casos. Sin contactos, sin patrones… nada.

-Necesito salir de aquí, quiero irme ya… - Kwang Hee se veía desesperado, comenzó a dar vueltas con todos los aparatos pegados aun a su cuerpo.

-Quizá se quite solo… - Jay se oía preocupado, sin saber qué hacer.

-Estamos en pánico.

*

El bullicio de la gente era agradable de oír desde la cocina, el sonido de los cubiertos contra los tenedores, el aroma del restaurante le dejaba satisfecho con todo.

La cocina era un caos desde luego, pero era lo que más amaba en la vida.

-Siwon, necesito los platos de la mesa ocho… y que salga el pedido de la quince – la adorable muchacha que era la mesera en el restaurante le dijo mientras le pasaba un papel con las órdenes nuevas y recibía un plato con la izquierda.

-¿Dónde están los camarones? Los necesito ya… –Siwon se hacía oír sobre el bullicio de chefs apresurados.

-¡AQUÍ! – uno de sus sub chef le paso el plato con un delicioso aroma a queso

-¡SIWON! ¡Necesito un sirloin para la mesa ocho…! ¡Vamos! – Otra mesera le hablo mientras llevaba aún más platos en las manos.

-Es para la mesa cinco – Ryeowook era uno de los chef que trabajaba con él, era en general, el encargado de salsas y aderezos, un suos chef demasiado bueno, su mejor amigo y una persona en la que confiaba, aunque podía ser muy chismoso a veces – por cierto, ¿qué es lo que te pasa?

-¿Qué me pasa de qué? – Siwon sirvió un poco de crema sobre el estofado sobre el mostrador y se lo entregó a la mesera.

-De la linda chica

-¿Qué chica? – Siwon dio una vuelta mientras intentaba conseguir paprika y curry. Ryeowook puso la sartén que llevaba en la mano en el fuego para cocer unos espárragos.

-La de… ah! La botaste… ¡Lo de la mesa tres ya está! - Ryeo salteo unos tomates picados mientras movía con la otra mano los espárragos – No debiste hacerlo

-¿Dónde está la ensalada? – Siwon probo el aderezo recién hecho y corrió hacia un plato en la barra, al cual se lo puso encima justo medio segundo antes que otro mesero se lo llevara para servir – Dos pastas ravioli con pesto y un filete de pescado en jugo de naranja…. ¡Mesa seis!

-Yo le dije que tenían que desayunar… Waffles con fresas, y café en vez de leche – Ryeowook había servido ya los espárragos y tomates y rebanaba tofu encima de la ensalada.

-Les gustan los imbéciles, no los buenos – Siwon paso a su lado a toda velocidad con una cacerola para la estufa - ¿Cuánto le falta a los ravioles?

-¡TRES MINUTOS! - Siwon coloco unos filetes en el asador. La pasta estaba a punto de terminar de cocerse y tenían que apresurarse con lo demás.

-Chef ¿este está bien? – un chico llego a su lado con un pescado completo en las manos. Llevaba poco tiempo allí, así que siempre tenía dudas en la cocina.

-¿Cómo sabes que está fresco? – Siwon se detuvo de su ajetreado ir y venir para explicar-

-¿Hay que olerlo? – Henry era el nombre que se iba escapando de sus pensamientos y ahora recordaba.

-Los ojos deben estar claros y las branquias rojas, no rosas. Además, si huele a pescado, no es fresco… debe oler a mar – Siwon torteo el pescado dándole vueltas en las manos y lo acerco a su nariz – Busca otro…

-Un día, te enamoraras – le dijo Ryeowook mientras terminaba de montar los ravioles – Y serás muy infeliz, es tu karma, por dejar a tantas personas, Siwon.

-Como sea… - Siwon quito los filetes del asador y les agrego el aderezo en un plato.

-¡HENRY! ¡DONDE ESTAS! ¡TRAE ESE PEZ DE REGRESO! – Ryeowook fulmino a Siwon mientras intentaba recuperar su ingrediente.

-Eres un bastardo, y ten por seguro que si te enamoras, serás muy infeliz… - le gruño mientras corría a buscar a Henry al refrigerador de la cocina. Siwon solo se pudo reír de su amigo y seguir sirviendo los platos.

*

-¿Puedes venir a cuidar a la bebe unas horas? Necesitamos salir por los papas de Sora… - la voz metálica del teléfono le saco de sus pensamientos.

Toda la mañana había estado pensando en que pasaba con la enfermedad nueva. Tenía un mapa sobre su escritorio que marcaba todos los lugares donde los casos se habían presentado. Un sinfín de exámenes médicos hechos a Kwang Hee antes de mandarlo a su casa otra vez, rebosaban por las demás mesas de su casa, haciéndola parecer desordenada. La laptop parpadeaba desde el escritorio.

-Sí, está bien, no hay problema – Jungsoo casi nunca pedía su ayuda, pero le encantaba cuando lo hacía, se sentía parte de una familia. Su sobrina era adorable, con cuatro años era más lista de lo que cualquiera pudiera pensar.

-¿entonces te veo a las 5, mañana? – Heechul rebusco en sus armarios algo para comer, pero no tenía nada decente. Tendría que buscar un lugar cerca del trabajo a esa hora.

-Sí, está bien, llegare a tiempo – Rodeo la mesa de la cocina y se paró junto a la ventana. De su bolsillo saco un paquete de cigarrillos y prendió uno. El olor a tabaco lo relajo de lo que estaba haciendo, necesitaba pensar acerca de la enfermedad, y posiblemente el ver a su sobrina le distraería.

-¿Seguro que no te molesto, Hee? Tienes trabajo – Jungsoo se oía preocupado.

-¿¡No tienes uno para mí!? – había abierto la ventana para que el humo no se quedara allí. Debajo de su ventana, un muchacho le sonreía mientras se secaba las manos con una toalla que pendía de su delantal azul.

-Estoy hablando con alguien – le grito. Quizá si era cortante, se fuera, pero el chico se quedó allí parado más tiempo, esperando.

-¿Tienes visita, Hee…? ¿Con quién hablas? – Jungsoo oyó, por supuesto.

-Con nadie, no te preocupes. Solo un tipo que quiere un cigarro – Tomo su paquete y le arrojo uno al desconocido, que lo atrapo con inusitada habilidad.

-Bueno, me voy. Cuídate Heechul – el tono de cuando le colgó fue lo último que escucho.

-Si… - Ni siquiera era bueno hablando por teléfono. Jungsoo siempre había sido el social de la familia, y aunque él tenía muchos conocidos, no era precisamente bueno con las personas.

Había tenido muchas novias y novios desde la preparatoria, donde había comenzado a salir con chicas, solo para darse cuenta después que le atraían los chicos.

-¿¡No tienes fuego!? – el chico en la calle le grito mientras le señalaba el cigarrillo.

-¿Qué te parece que te dejo vivir en mi casa y te alimento? – el sarcasmo era una de sus cualidades, aun así, le arrojo el encendedor por la ventana, rozando el geranio casi muerto que aun conservaba como regalo de su madre.

-No gracias, quizá si supiera tu nombre lo pensaría, pero eres un desconocido – prendió el fuego y el pitillo – Atrápalo.

El hombre se echó para atrás, tomando impulso y arrojando el pequeño artefacto contra su ventana, pero este se estrelló justo a un lado.

-Quizá mi puntería no es tan buena – le dijo mientras lo recogía del suelo y se lo arrojaba de nuevo – Me llamo Siwon, trabajo en el restaurante.

-Me alegro por ti… - Heechul cerró la ventana y lo dejo hablando solo. Tenía que arreglarse para ir a trabajar.

. . . c o n t i n u a r á